A
continuación voy a hablarles de Byambasuren Davaa, una directora de cine mongol
que descubrí hace unos años. Para ello, voy a relacionarla con otro director, Robert Flaherty.
Flaherty,
director de “Nanook el esquimal”, fue un revolucionario en el cine, ya que fue
el pionero en las películas de tipo documental. Nanook el esquimal trata la
vida de un esquimal y de su familia. De este modo, el director nos presenta
como era la vida de ese pueblo tan desconocido entonces, de ahí que la película
tuviera tanto éxito en su época. Y es que esta película es de 1922, una época
en que se desconocía que había en las zonas más nórdicas del continente.
Byambasuren Davaa sin embargo es una directora actual, y os preguntaréis, ¿Qué
relación puede existir entre dos formas de cine tan distantes en el tiempo?
Pues en mi opinión la hay.
Ambos directores nos presentan al público una
sociedad prácticamente desconocida. Y es que, no sé ustedes pero yo sabía tanto
de Mongolia hace 3 años cuando vi “El perro Mongol” como sabían en 1922 de los
esquimales, o sea nada. Davaa realiza un cine que quizás contenga más ficción
que la película de Flaherty, que carece totalmente de ella. Para explicarles el
cine de la directora mongola os hablaré de dos de sus películas. La primera
película importante que hizo fue “La historia del camello que llora” (2003),
que se desarrolla en el desierto del Gobi.
La película trata sobre una familia
de pastores nómadas y sus camellos. Los pastores ayudan a una hembra a parir
pero una de las crías es rechazada y no puede alimentarse. Para que sobreviva,
envían a los dos más jóvenes de la familia a la ciudad en busca de un
violinista para que le toque el violín a la madre. Una vez conseguido el
violinista, éste le toca el violín a la madre, consiguiendo, con ayuda de los
cantos de una mujer de la familia, que la madre del pequeño camello llore y
permita finalmente que el pequeño se alimente. De esta forma éste logra
sobrevivir y la familia de camellos está completa al fin. Es una historia muy
bonita que refleja muy bien como es la sociedad nómada en el desierto del Gobi,
además de incluir escenas curiosas como cuando el pequeño de la familia se
queda fascinado al ver una televisión en la ciudad, cuando consigue finalmente
que su padre le compre una televisión, y sobre todo la escena en que la camella
llora.
La otra película que me gustaría recomendar es “El perro Mongol” (2005).
Ésta película tiene como protagonistas también a una familia de pastores
nómadas, en este caso de pastores de ovejas en la estepa de Mongolia, por lo
que el paisaje es totalmente diferente y tan espectacular como el anterior. La
película trata sobre una niña que vuelve a su casa ya que está de vacaciones en
la escuela. La niña se pasa el día jugando a la vez que ayuda a sus padres. Su
principal compañero es su perro, el cual se pierde un día. La niña decide ir a
buscarlo y recorre muchos kilómetros en su busca. Finalmente llega a la casa de
su abuela donde pasa la noche mientras ésta le cuenta historias tradicionales
mongolas. Al día siguiente vuelve a casa con sus padres, y finalmente el perro
termina apareciendo. Aunque la primera película quizás tenga algo más de trama,
ambas comparten un indudable encanto, una paisajística de fondo inmejorable, y
ambas provocan una enorme sensación mezcla de curiosidad, envidia y admiración
hacia una cultura sencillamente admirable.
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